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I | El Universo Central y los Superuniversos |
II | El Universo Local |
III | La Historia de Urantia |
IV | La Vida y las Enseñanzas de Jesus |
27:0.1 LOS supernafines primarios son los servidores excelsos de las Deidades en la Isla eterna del Paraíso. No se ha oído jamás que se desvíen de los caminos de la luz y de la rectitud. Sus listas están completas; desde la eternidad no se ha perdido ni uno de estos magníficos ángeles. Estos elevados supernafines son seres perfectos, supremos en su perfección, pero no son absonitos, ni tampoco son ellos absolutos. Siendo de la esencia de la perfección, estos hijos del Espíritu Infinito trabajan en forma intercambiable y a voluntad en todas las fases de sus múltiples deberes. No funcionan extensamente fuera del Paraíso, aunque si participan en las varias reuniones de milenios y reuniones de grupo del universo central. También salen como mensajeros especiales de las Deidades, y en grandes números ascienden para volverse Asesores Técnicos.
27:0.2 Los supernafines primarios también se ponen al mando de las huestes seráficas que ministran en los mundos aislados debido a rebeliones. Cuando un hijo del Paraíso se otorga en dicho mundo, completa su misión, asciende al Padre Universal, es aceptado y regresa como redentor acreditado de este mundo aislado, los jefes de asignación siempre designan un supernafín primario para asumir el mando de los espíritus ministrantes que trabajan en la esfera recientemente reclamada. Los supernafines en este servicio especial rotan periódicamente. En Urantia el presente «Jefe de Serafines» es el segundo de esta orden en ser asignado desde los tiempos del autootorgamiento de Cristo Micael.
27:0.3 Desde la eternidad los supernafines primarios han servido en la Isla de la Luz y han salido en misiones de liderazgo hacia los mundos del espacio, pero según la clasificación actual funcionan sólo desde la llegada al Paraíso de los peregrinos del tiempo procedentes de Havona. Presentemente estos altos ángeles ministran principalmente en las siguientes siete órdenes de servicio:
27:0.4 1. Conductores de Adoración.
27:0.5 2. Maestros de Filosofía.
27:0.6 3. Custodios del Conocimiento.
27:0.7 4. Directores de Conducta.
27:0.8 5. Intérpretes de la Etica.
27:0.9 6. Jefes de Asignación.
27:0.10 7. Instigadores del Reposo.
27:0.11 Los peregrinos ascendentes no ingresan en la influencia directa de estos supernafines hasta alcanzar residencia en el Paraíso, y luego pasan por una experiencia de capacitación bajo la dirección de estos ángeles, en orden inverso al de su enumeración. O sea, que entras en tu carrera en el Paraíso bajo la protección de los instigadores del reposo y, después de sucesivas temporadas con las órdenes intermedias, terminas este período de capacitación con los conductores de la adoración. Entonces estás listo para comenzar la carrera interminable de un finalista.
27:1.1 Los instigadores del reposo son los inspectores del Paraíso que salen de la Isla central hacia el circuito interior de Havona, para colaborar allí con sus colegas, los complementos del reposo de la orden secundaria de los supernafines. El elemento esencial para disfrutar en el Paraíso es el reposo, el reposo divino; y estos instigadores del reposo son los instructores finales que preparan a los peregrinos del tiempo para su ingreso en la eternidad. Comienzan su tarea en el círculo final de logro del universo central y la continúan cuando el peregrino se despierta del último sueño de transición, el reposo que gradúa a una criatura del espacio al reino de lo eterno.
27:1.2 El reposo es de naturaleza séptuple: existe el reposo del sueño y de la recreación en las órdenes de vida más bajas, el descubrimiento en los seres elevados y la adoración en los tipos más elevados de personalidad espiritual. También existe el reposo normal de recuperación de la energía, para que los seres vuelvan a cargarse de energía física o espiritual. Luego existe el sueño de tránsito, el reposo inconsciente cuando un ser está enserafinado, cuando está de paso de una esfera a la otra. Enteramente distinto de todos éstos es el sueño profundo de la metamorfosis, el reposo de transición de una etapa de ser a otra, de una vida a otra, de un estado de existencia a otro, el sueño que por siempre acompaña la transición de un estado universal real en contraste con la evolución a través de varias etapas de un solo estado.
27:1.3 Pero el último sueño de metamorfosis es más que aquellos reposos previos de transición que han marcado los logros sucesivos de estado de la carrera ascendente; por ello las criaturas del tiempo y del espacio atraviesan los límites más interiores de lo temporal y lo espacial para lograr estado residencial en las moradas sin tiempo ni espacio del Paraíso. Los instigadores y los complementos del reposo son tan esenciales para esta metamorfosis trascendente como lo son los serafines y seres asociados para la sobrevivencia de la muerte de la criatura mortal.
27:1.4 Ingresas en el reposo del circuito final de Havona y resurges eternamente en el Paraíso. Y cuando te repersonalizas espiritualmente allí, inmediatamente reconocerás al instigador del reposo quien te da la bienvenida a las orillas eternas como el mismo supernafín primario que produjo el sueño final en el circuito más interior de Havona; y recordarás el último largo tramo de fe mientras se te prepara nuevamente para encomendar tu identidad en las manos del Padre Universal.
27:1.5 El último reposo del tiempo ha sido disfrutado; el último sueño de transición ha sido experimentado; ahora os despertáis a la vida imperecedera en las orillas de la morada eterna. «Y ya no habrá más sueño. La presencia de Dios y de su Hijo están ante vosotros y vosotros sois eternamente sus servidores; habéis visto su rostro y su nombre es vuestro espíritu. No habrá noche allí; y no necesitan de la luz del sol, porque la Gran Fuente y Centro les da luz; vivirán por siempre y para siempre. Y enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron».
27:2.1 Éste es el grupo designado de vez en cuando por el supernafín en jefe, «el ángel modelo original», para presidir la organización de las tres órdenes de estos ángeles: primaria, secundaria y terciaria. Los supernafines, como cuerpo, son totalmente autogobernantes y autoregulados excepto para las funciones de su jefe mutuo, el primer ángel del Paraíso, quien preside por siempre sobre todas estas personalidades espirituales.
27:2.2 Los ángeles de asignación tienen mucho que ver con los residentes mortales glorificados del Paraíso antes de que éstos sean admitidos al Cuerpo de la Finalidad. El estudio y la instrucción no son las ocupaciones exclusivas de aquellos que llegan al Paraíso; el servicio también juega un papel esencial en las experiencias de instrucción prefinalistas en el Paraíso. He observado que, cuando los mortales ascendentes tienen períodos de recreo, experimentan una predilección por fraternizar con los cuerpos de reserva de los jefes de asignación superáficos.
27:2.3 Cuando vosotros los mortales ascendentes lográis el Paraíso, vuestras relaciones sociales comprenden mucho más que el contacto con una hueste de seres divinos excelsos y con una multitud familiar de mortales glorificados vuestros semejantes. También debéis fraternizar con más de tres mil órdenes diferentes de Ciudadanos del Paraíso, con los distintos grupos de los Trascendentales, y con numerosos otros tipos de habitantes del Paraíso, tanto permanentes como transitorios, los que no han sido revelados en Urantia. Después de un contacto continuado con estos intelectos poderosos del Paraíso, es muy refrescante visitar a los tipos de mente angelical; recuerdan a los mortales el tiempo de los serafines, con los cuales tuvieron tan prolongado contacto y tan refrescante asociación.
27:3.1 Cuanto más alto ascendáis en la escala de la vida, más atención debe prestarse a la ética universal. La conciencia ética es simplemente el reconocimiento, por parte de un individuo, de los derechos inherentes en la existencia de cualquiera y de todos los demás individuos. Pero la ética espiritual trasciende en mucho al concepto mortal, aun al concepto morontial de las relaciones personales y de grupo.
27:3.2 La ética ha sido debidamente enseñada y adecuadamente aprendida por los peregrinos del tiempo durante su largo ascenso a las glorias del Paraíso. A medida que esta carrera de ascensión interior se ha desarrollado desde los mundos nativos del espacio, los ascendentes han continuado agregando un grupo tras otro a su círculo en constante ampliación de asociados universales. Cada nuevo grupo de colegas encontrados agrega otro nivel de ética que debe reconocer y cumplir hasta que, en el momento en que los mortales de ascensión alcanzan el Paraíso, realmente necesitan a alguien que les proporcione consejo útil y amistoso relativo a las interpretaciones éticas. No necesitan que se les enseñe la ética, pero sí necesitan que lo que han aprendido tan laboriosamente sea apropiadamente interpretado para ellos al enfrentarse con la tarea extraordinaria de contactar a tanto que es nuevo.
27:3.3 Los intérpretes de la ética son de ayuda inestimable para los recién llegados al Paraíso pues los ayudan a ajustarse a los numerosos grupos de seres majestuosos durante ese período pletórico que va desde el logro de estado de residente hasta la inducción formal en el Cuerpo de los Mortales de la Finalidad. Ya los peregrinos ascendentes han conocido a muchos de los numerosos tipos de Ciudadanos del Paraíso en los siete circuitos de Havona. Los mortales glorificados también han disfrutado de un contacto íntimo con los hijos trinidizados por las criaturas del cuerpo conjunto en el círculo más interior de Havona, allí donde estos seres están recibiendo gran parte de su instrucción. En otros circuitos, los peregrinos ascendentes han conocido a numerosos residentes, no revelados, del sistema Paraíso-Havona que se encuentran allí en grupos de capacitación para prepararse para asignaciones futuras no reveladas.
27:3.4 Todas estas camaraderías celestiales son invariablemente mutuas. Vosotros, como mortales ascendentes, no sólo deriváis beneficios de estos sucesivos compañeros universales y de tan numerosas órdenes de asociados cada vez más divinos, sino que vosotros también impartís a cada uno de estos seres fraternales algo de vuestra propia personalidad y experiencia, que por siempre hará a uno de ellos diferente y mejor por haber estado asociado con un mortal ascendente proveniente de los mundos evolucionarios del tiempo y del espacio.
27:4.1 Habiendo ya sido plenamente instruidos en la ética de las relaciones paradisiacas -ni las formalidades sin significado ni los dictados de castas artificiales sino más bien las propiedades inherentes- los mortales ascendentes encuentran útil recibir el asesoramiento de los directores superáficos de conducta, quienes instruyen a los nuevos miembros de la sociedad del Paraíso en los usos de la conducta perfecta de los seres elevados que residen en la Isla central de Luz y Vida.
27:4.2 La armonía es la clave del universo central, y un orden detectable prevalece en el Paraíso. La conducta apropiada es esencial para el progreso mediante el conocimiento, a través de la filosofía, a las alturas espirituales de la adoración espontánea. Existe una técnica divina de acercamiento a la Divinidad; y la adquisición de esta técnica debe esperar hasta que los peregrinos lleguen al Paraíso. El espíritu de esta técnica ha sido impartido en los círculos de Havona, pero no se pueden aplicar los toques finales de la capacitación de los peregrinos del tiempo hasta después de que logren realmente la Isla de Luz.
27:4.3 Toda conducta paradisiaca es totalmente espontánea, en todo sentido natural y libre. Pero sigue habiendo una forma apropiada y perfecta de hacer las cosas en la Isla eterna, y los directores de conducta están siempre junto a los «extraños dentro de las puertas» para instruirles y guiar sus pasos hasta ponerles perfectamente acordes y al mismo tiempo capacitar a los peregrinos para que eviten la confusión e incertidumbre que de otra manera sería inevitable. Sólo mediante este arreglo es posible evitar una confusión sin fin; y la confusión no aparece nunca en el Paraíso.
27:4.4 Estos directores de conducta realmente sirven como maestros y guías glorificados. Se ocupan principalmente de instruir a los nuevos residentes mortales acerca de una gama casi infinita de nuevas situaciones y hábitos poco familiares. A pesar de la larga preparación y del largo viaje hasta el Paraíso, éste es todavía inexpresablemente extraño e inesperadamente nuevo para aquellos que finalmente logran el estado de residente.
27:5.1 Los custodios superáficos del conocimiento son las «epístolas vivientes» más elevadas, conocidas y leídas por todos los que moran en el Paraíso. Son los registros divinos de la verdad, los libros vivientes del verdadero conocimiento. Habéis escuchado acerca de los registros en el «libro de la vida». Los custodios del conocimiento son dichos libros vivientes, registros de perfección impresos en las tablas eternas de la vida divina y de la seguridad suprema. Son en realidad bibliotecas vivientes y automáticas. Los hechos de los universos son inherentes en estos supernafines primarios, están efectivamente registrados en estos ángeles; y es también inherentemente imposible que algo que no sea verdad ocupe lugar en la mente de estos repositorios perfectos y pletóricos de la verdad de la eternidad y de la información del tiempo.
27:5.2 Estos custodios conducen cursos informales de instrucción para los residentes de la Isla Eterna, pero su función principal es la de referencia y verificación. Todo habitante del Paraíso puede a voluntad tener junto a su lado el repositorio viviente del hecho o verdad particular que desee conocer. En la extremidad norte de la Isla están disponibles los halladores vivientes del conocimiento, que designarán al director del grupo que contiene la información buscada, e inmediatamente aparecerán los seres brillantes que son la cosa misma que vosotros deseáis conocer. Ya no necesitáis buscar esclarecimiento en un sinnúmero de páginas; ahora comunicáis con la inteligencia viviente cara a cara. Así obtenéis el conocimiento supremo de los seres vivientes que son sus custodios finales.
27:5.3 Cuando ubiquéis al supernafín que es exactamente lo que vosotros deseáis verificar, encontraréis a vuestra disposición todos los hechos conocidos de todos los universos, porque estos custodios del conocimiento son el total final y viviente de la vasta red de los ángeles registradores, que va desde los serafines y seconafines de los universos locales y los superuniversos hasta los registradores jefes de los supernafines terciarios en Havona. Y esta acumulación viviente de conocimiento es distinta de los registros formales del Paraíso, el resumen cumulativo de la historia universal.
27:5.4 La sabiduría de la verdad tiene origen en la divinidad del universo central, pero el conocimiento, el conocimiento experiencial, tiene sus comienzos en gran parte en los dominios del tiempo y del espacio -de allí la necesidad del mantenimiento de vastas organizaciones superuniversales de serafines y supernafines registradores, patrocinadas por los Registradores Celestiales.
27:5.5 Estos supernafines primarios que están inherentemente en posesión del conocimiento universal también son responsables de su organización y clasificación. Al constituirse a sí mismos como biblioteca viviente de referencia del universo de los universos, ellos han clasificado el conocimiento en siete grandes órdenes, cada una con aproximadamente un millón de subdivisiones. La facilidad con que los residentes del Paraíso pueden consultar este vasto almacén de conocimiento se debe exclusivamente a los esfuerzos voluntarios y sabios de los custodios del conocimiento. Los custodios también son maestros excelsos del universo central, que dan libremente de sus tesoros vivientes a todos los seres en cualquiera de los circuitos de Havona, y son utilizados amplia aunque indirectamente por las cortes de los Ancianos de los Días. Pero esta biblioteca viviente, que está disponible en el universo central y los superuniversos, no es accesible a las creaciones locales. Sólo indirectamente y reflexivamente obtienen los universos locales los beneficios del conocimiento del Paraíso.
27:6.1 Juntamente con la suprema satisfacción de la adoración, existe el regocijo de la filosofía. No llegaréis nunca tan alto ni avanzaréis tan lejos como para que no queden miles de misterios que requieran el empleo de la filosofía para intentar su solución.
27:6.2 Los maestros filósofos del Paraíso se deleitan en conducir a la mente de sus habitantes, tanto nativos como ascendentes, en la regocijante búsqueda de intentar solucionar los problemas del universo. Estos maestros superáficos de filosofía son los «hombres sabios del cielo», los seres de sabiduría que hacen uso de la verdad del conocimiento y de los hechos de la experiencia en su esfuerzo por dominar lo desconocido. Con ellos el conocimiento llega a la verdad y la experiencia asciende a la sabiduría. En el Paraíso las personalidades ascendentes del espacio experimentan lo más alto del ser: tienen conocimiento; conocen la verdad; pueden filosofar -pensar en la verdad; aún pueden intentar abrazar los conceptos del Último e intentar comprender las técnicas de los Absolutos.
27:6.3 En la extremidad sur del vasto dominio del Paraíso los maestros de filosofía conducen elaborados cursos en las setenta divisiones funcionales de sabiduría. Aquí discurren sobre los planes y propósitos de la Infinidad e intentan coordinar las experiencias y componer el conocimiento, de todos los que tienen acceso a su sabiduría. Han desarrollado una actitud altamente especializada hacia distintos problemas del universo, pero sus conclusiones finales están siempre en acuerdo uniforme.
27:6.4 Estos filósofos del Paraíso enseñan por todo método posible de instrucción, incluyendo la técnica gráfica más elevada de Havona y ciertos métodos del Paraíso de comunicar información. Todas estas técnicas más elevadas de impartir el conocimiento y transmitir las ideas están completamente más allá de la capacidad de comprensión aun de la mente humana más altamente desarrollada. Una hora de instrucción en el Paraíso sería equivalente a diez mil años de los métodos urantianos de palabra-memoria. Vosotros no podéis entender estas técnicas de comunicación y sencillamente no hay nada en la experiencia mortal con la cual se las pueda comparar, o nada a que se asemejen.
27:6.5 Los maestros de filosofía tienen placer supremo en impartir su interpretación del universo de los universos a aquellos seres que han ascendido de los mundos del espacio. Y aunque la filosofía no puede ser nunca tan firme en sus conclusiones como los hechos del conocimiento y las verdades de la experiencia, sin embargo, cuando hayáis escuchado a estos supernafines primarios discurrir sobre los problemas no solucionados de la eternidad y las actuaciones de los Absolutos, experimentaréis certera y duradera satisfacción en relación con estas preguntas no dominadas.
27:6.6 No se emiten estas búsquedas intelectuales del Paraíso; la filosofía de la perfección está disponible tan sólo para aquellos que están presentes personalmente. Las creaciones que rodean al Paraíso conocen de estas técnicas tan sólo por los que han pasado a través de esta experiencia, y que posteriormente han llevado esta sabiduría a los universos del espacio.
27:7.1 La adoración es el privilegio más elevado y el primer deber de todas las inteligencias creadas. La adoración es el acto consciente y regocijado de reconocer y aceptar la verdad y el hecho de las relaciones íntimas y personales de los Creadores con sus criaturas. La calidad de la adoración está determinada por la profundidad de la percepción de la criatura; y a medida que progresa su conocimiento del carácter infinito de los Dioses, la acción de la adoración se vuelve cada vez más amplia, hasta finalmente llegar a la gloria del regocijo experiencial más elevado y del placer más exquisito conocido para los seres creados.
27:7.2 Aunque en la Isla del Paraíso existen ciertos lugares de adoración, ésta es más bien un vasto santuario de servicio divino. La adoración es la primera y dominante pasión de todos los que alcanzan sus orillas benditas -la ebullición espontánea de los seres que han aprendido lo suficiente de Dios como para lograr su presencia. De círculo en círculo durante el viaje hacia dentro a través de Havona, la adoración es una pasión creciente hasta que en el Paraíso se hace necesario dirigirla y de otra manera controlar su expresión.
27:7.3 Las explosiones periódicas, espontáneas, de grupo y de otra índole de adoración suprema y alabanza espiritual disfrutadas en el Paraíso se conducen bajo el liderazgo de un cuerpo especial de supernafines primarios. Bajo la dirección de estos conductores de adoración, este homenaje alcanza el objetivo de la criatura de placer supremo y llega a las alturas de la perfección de la autoexpresión sublime y del regocijo personal. Todos los supernafines primarios anhelan ser conductores de la adoración; y todos los seres ascendentes querrían disfrutar por siempre de mantenerse en la actitud de adoración si los jefes de asignación no dispersaran periódicamente estas asambleas. Pero no se requiere que ningún ser ascendente ingrese en las asignaciones de servicio eterno hasta tanto no haya logrado plena satisfacción en la adoración.
27:7.4 Es tarea de los conductores de la adoración enseñar a las criaturas ascendentes cómo adorar para que éstos puedan ganar esta satisfacción de autoexpresión y al mismo tiempo ser capaces de prestar atención a las actividades esenciales del régimen del Paraíso. Sin el mejoramiento de la técnica de adoración, le llevaría cientos de años al mortal promedio que llega al Paraíso alcanzar expresión plena y satisfactoria de sus emociones de apreciación inteligente y gratitud ascendente. Los conductores de adoración abren nuevas avenidas, hasta ese momento desconocidas, de expresión para que estos maravillosos hijos del seno del espacio y de las tribulaciones del tiempo puedan ganar las plenas satisfacciones de la adoración en mucho menos tiempo.
27:7.5 Todas las artes de todos los seres del entero universo que son capaces de intensificar y exaltar la habilidad de la autoexpresión y la comunicación de la apreciación, se emplean al máximo en la adoración de las Deidades del Paraíso. La adoración es el regocijo más elevado de la existencia en el Paraíso; es el recreo refrescante del Paraíso. Lo que la recreación hace para vuestra mente agobiada en la tierra, la adoración hará para vuestras almas perfeccionadas en el Paraíso. El modo de adoración en el Paraíso está completamente más allá de la comprensión mortal, pero su espíritu vosotros podéis comenzar a apreciarlo aun aquí abajo en Urantia, porque los espíritus de los Dioses aun ahora residen en vosotros, os envuelven y os inspiran a la adoración verdadera.
27:7.6 Hay lugares y horarios preestablecidos de adoración en el Paraíso, pero éstos no alcanzan para satisfacer el caudal en constante aumento de las emociones espirituales de la creciente comprensión y del reconocimiento en ampliación de la divinidad en los seres brillantes de ascensión experiencial a la Isla eterna. Desde los tiempos de Grandfanda, los supernafines no han sido capaces de acomodar plenamente el espíritu de adoración en el Paraíso. Siempre existe un exceso de deseo de adorar respecto a la preparación para la adoración. Y esto se debe a que las personalidades de perfección inherente no pueden apreciar jamás plenamente las extraordinarias reacciones de las emociones espirituales de los seres que se han abierto camino lenta y laboriosamente hacia arriba, hasta la gloria del Paraíso, desde las profundidades de la oscuridad espiritual de los mundos inferiores del espacio y tiempo. Cuando estos ángeles y mortales del tiempo logran la presencia de los Poderes del Paraíso, se desencadena la expresión de las emociones acumuladas de las edades, un espectáculo sorprendente para los ángeles del Paraíso y productor de supremo regocijo de satisfacción divina en las Deidades del Paraíso.
27:7.7 A veces el Paraíso entero está envuelto en una marea dominadora de expresión espiritual y de adoración. Frecuentemente los conductores de la adoración no pueden controlar estos fenómenos hasta la aparición de la fluctuación triple de la luz de la morada de la Deidad, que manifiesta que el corazón divino de los Dioses ha sido plena y completamente satisfecho por la adoración sincera de los residentes del Paraíso, los ciudadanos perfectos de la gloria y las criaturas ascendentes del tiempo. ¡Qué triunfo de técnica! ¡Qué florecimiento del plan y propósito eterno de los Dioses, que el amor inteligente del hijo criatura dé plena satisfacción al amor infinito del Padre Creador!
27:7.8 Después de lograr la satisfacción suprema de la plenitud de la adoración, vosotros estáis calificados para ser admitidos en el Cuerpo de la Finalidad. La carrera ascendente está casi completa, y el séptimo jubileo se prepara para la celebración. El primer jubileo marcó el acuerdo mortal con el Ajustador del Pensamiento cuando se selló el propósito de sobrevivir; el segundo fue el despertar en la vida morontial; el tercero, la fusión con el Ajustador del Pensamiento; el cuarto fue el despertar en Havona; el quinto celebró el hallazgo del Padre Universal; y el sexto jubileo fue la ocasión del despertar en el Paraíso, después del sueño final de tránsito en el tiempo. El séptimo jubileo marca el ingreso en el cuerpo de los finalistas mortales y el comienzo del servicio en la eternidad. El logro de la séptima etapa de realización espiritual por parte de un finalista señala probablemente la celebración del primero de los jubileos de la eternidad.
27:7.9 Así pues termina la historia de los supernafines del Paraíso, la orden más elevada de todos los espíritus ministrantes, esos seres que, como clase universal, os asisten por siempre desde el mundo de vuestro origen hasta que finalmente los conductores de la adoración os dan la despedida cuando tomáis el juramento eterno de la Trinidad y sois incorporados en el Cuerpo de los Mortales de la Finalidad.
27:7.10 El servicio interminable de la Trinidad del Paraíso está por comenzar; ahora el finalista se encuentra frente a frente con el desafío de Dios el Último.
27:7.11 [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría de Uversa.]