(285.1) 26:0.1 LOS supernafines son los espíritus ministrantes del Paraíso y del universo central; son la orden más elevada del grupo más bajo de los hijos del Espíritu Infinito —las huestes angélicas. Estos espíritus ministrantes han de encontrarse desde la Isla del Paraíso hasta los mundos del espacio y del tiempo. Ninguna porción importante de la creación organizada y habitada carece de sus servicios.
(285.2) 26:1.1 Los ángeles son los asociados espirituales ministrantes de las criaturas volitivas evolutivas y ascendentes de todo el espacio; también son los colegas y asociados de trabajo de las huestes más elevadas de las personalidades divinas de las esferas. Los ángeles de todas las órdenes son personalidades definidas y altamente individualizadas. Todos ellos tienen una amplia capacidad para la apreciación de las ministraciones de los directores de reversión. Juntamente con las Huestes de Mensajeros del Espacio, los espíritus ministrantes disfrutan de temporadas de descanso y cambio; poseen naturalezas muy sociables y tienen una capacidad de asociación que trasciende en mucho la de los seres humanos.
(285.3) 26:1.2 Los espíritus ministrantes del gran universo se clasifican como sigue:
(285.4) 26:1.3 1. Supernafines.
(285.5) 26:1.4 2. Seconafines.
(285.6) 26:1.5 3. Terciafines.
(285.7) 26:1.6 4. Omniafines.
(285.8) 26:1.7 5. Serafines.
(285.9) 26:1.8 6. Querubines y Sanobines.
(285.10) 26:1.9 7. Seres Intermedios.
(285.11) 26:1.10 Los miembros de las órdenes angélicas no son completamente estacionarios en cuanto a su estado personal en el universo. Los ángeles de ciertas órdenes pueden transformarse en Compañeros Paradisiacos durante una temporada; algunos se tornan Registradores Celestiales; otros ascienden a las filas de los Asesores Técnicos. Algunos de entre los querubines pueden aspirar al estado y destino seráfico, mientras que los serafines evolutivos pueden alcanzar los niveles espirituales de los Hijos de Dios ascendentes.
(285.12) 26:1.11 Las siete órdenes de espíritus ministrantes, según se revela, están agrupadas para su presentación de acuerdo con sus funciones de mayor importancia para con las criaturas ascendentes:
(285.13) 26:1.12 8. Los Espíritus Ministrantes del Universo Central. Las tres órdenes de supernafines sirven en el sistema Paraíso-Havona. Los supernafines primarios o del Paraíso son creados por el Espíritu Infinito. Las órdenes secundarias y terciarias, que sirven en Havona, son respectivamente los vástagos de los Espíritus Rectores y de los Espíritus de los Circuitos.
(286.1) 26:1.13 9. Los Espíritus Ministrantes de los Superuniversos: los seconafines, los terciafines y los omniafines. Los seconafines, hijos de los Espíritus Reflexivos, sirven de diversos modos en los siete superuniversos. Los terciafines, de origen en el Espíritu Infinito, se dedican con el tiempo al servicio de enlace de los Hijos Creadores y los Ancianos de los Días. Los omniafines son creados conjuntamente por el Espíritu Infinito y los Siete Ejecutivos Supremos, y son los servidores exclusivos de estos últimos. La discusión de estas tres órdenes es el tema de una narrativa próxima en esta serie.
(286.2) 26:1.14 10. Los Espíritus Ministrantes de los Universos Locales comprenden a los serafines y a sus asistentes, los querubines. Los mortales ascendentes tienen un contacto inicial con estos vástagos de un Espíritu Materno Universal. Las criaturas intermedias, de natividad en los mundos habitados, no son en realidad órdenes angélicas propiamente dichas, aunque frecuentemente se agrupan funcionalmente con los espíritus ministrantes. Su historia, con un recuento de los serafines y querubines, se presenta en aquellas narrativas que tratan de los asuntos de vuestro universo local.
(286.3) 26:1.15 Todas las órdenes de las huestes angélicas están dedicadas a los diversos servicios universales y ministran de una manera u otra a las órdenes más elevadas de los seres celestiales; pero son los supernafines, seconafines y serafines quienes, en grandes números, están empleados en el fomento del esquema ascendente de la perfección progresiva para los hijos del tiempo. Funcionando en el universo central, los superuniversos y los universos locales, ellos forman esa cadena ininterrumpida de ministros espirituales que el Espíritu Infinito ha provisto para la ayuda y guía de todos los que buscan conseguir al Padre Universal a través del Hijo Eterno.
(286.4) 26:1.16 Los supernafines están limitados en cuanto a «polaridad espiritual» tan sólo en una fase de acción, la con el Padre Universal. Pueden trabajar a solas excepto cuando emplean directamente los circuitos exclusivos del Padre. Cuando están en recepción de poder por ministerio directo del Padre, los supernafines deben asociarse voluntariamente en pares para poder funcionar. Los seconafines están limitados del mismo modo y además deben trabajar en pares para sincronizar con los circuitos del Hijo Eterno. Los serafines pueden trabajar a solas como personalidades discretas y localizadas, pero tan sólo pueden estar en circuito cuando están polarizados como pares de enlace. Cuando estos seres espirituales se asocian en pares, el uno se considera complementario del otro. Las relaciones complementarias pueden ser transitorias; no son necesariamente de naturaleza permanente.
(286.5) 26:1.17 Estas brillantes criaturas de luz se sostienen directamente por la incorporación de la energía espiritual de los circuitos primarios del universo. Los mortales de Urantia deben obtener energía y luz a través de la encarnación vegetativa, pero las huestes angelicales pueden tener acceso al circuito; tienen «alimento que vosotros no conocéis». También comparten de las enseñanzas circulantes de los maravillosos Hijos Instructores Trinitarios; tienen una recepción de conocimiento y una absorción de sabiduría que se asemeja mucho a su técnica de asimilación de la energía vital.
(286.6) 26:2.1 Los supernafines son ministros peritos para todo tipo de ser que residen en el Paraíso y en el universo central. Estos elevados ángeles son creados en tres órdenes principales: primaria, secundaria y terciaria.
(287.1) 26:2.2 Los supernafines primarios son los vástagos exclusivos del Creador Conjunto. Reparten su ministerio en forma casi igual entre ciertos grupos de Ciudadanos del Paraíso y el cuerpo en constante aumento de los peregrinos ascendentes. Estos ángeles de la Isla Eterna son altamente eficaces en fomentar la capacitación esencial de ambos grupos de habitantes del Paraíso. Contribuyen mucho de lo que es útil para la comprensión mutua de estas dos órdenes singulares de criaturas del universo — siendo la una el tipo más elevado de criatura volitiva divina y perfecta, y la otra, la evolución perfeccionada del tipo más bajo de criatura volitiva en todo el universo de los universos.
(287.2) 26:2.3 La tarea de los supernafines primarios es tan singular y distintiva que se la considerará separadamente en la narrativa siguiente.
(287.3) 26:2.4 Los supernafines secundarios son los directores de los asuntos de los seres ascendentes en los siete circuitos de Havona. Se ocupan igualmente de ministrar a la capacitación instruccional de las numerosas órdenes de Ciudadanos del Paraíso que moran por largos períodos en los circuitos de los mundos de la creación central, pero no podemos hablar de esta fase de su servicio.
(287.4) 26:2.5 Hay siete tipos de estos ángeles elevados, originándose cada uno en uno de los Siete Espíritus Rectores y de naturaleza correspondientemente similar. Colectivamente, los Siete Espíritus Rectores crean muchos grupos diferentes de seres y entidades únicos, y los miembros individuales de cada orden son comparativamente uniformes en su naturaleza. Pero cuando estos mismos Siete Espíritus crean individualmente, las órdenes resultantes son siempre de naturaleza séptuple; los hijos de cada Espíritu Rector comparten la naturaleza de su creador y consiguientemente son distintos de los demás. Tal es el origen de los superafines secundarios, y los ángeles de los siete tipos creados funcionan en todos los canales de actividad abiertos a su entera orden, principalmente en los siete circuitos del divino universo central.
(287.5) 26:2.6 Cada uno de los siete circuitos planetarios de Havona está bajo la supervisión di-recta de uno de los siete espíritus de los circuitos, siendo ellos mismos una creación colectiva —y por lo tanto uniforme— de los Siete Espíritus Rectores. Aunque comparten la naturaleza de la Tercera Fuente y Centro, estos siete Espíritus subsidiarios de Havona no fueron parte del universo de modelo original. Entraron en función después de la creación original (eterna) pero mucho antes de los tiempos de Grandfanda. Indudablemente aparecieron como respuesta creativa de los Espíritus Rectores al propósito emergente del Ser Supremo, y fueron descubiertos en función cuando se organizó el gran universo. El Espíritu Infinito y todos sus asociados creativos, como coordinadores universales, parecen abundar en la capacidad de formular respuestas creativas adecuadas a los desarrollos simultáneos en las Deidades experienciales y en los universos en evolución.
(287.6) 26:2.7 Los supernafines terciarios se originan en estos Siete Espíritus de los Circuitos. A cada uno de ellos, en un circuito separado de Havona, el Espíritu Infinito le ha dado poder para crear un número suficiente de altos ministros superáficos de la orden terciaria como para satisfacer las necesidades del universo central. Aunque los Espíritus del Circuito produjeron comparativamente pocos de estos ministros angélicos antes de la llegada a Havona de los peregrinos del tiempo, los Siete Espíritus Rectores no comenzaron siquiera la creación de los supernafines secundarios hasta la llegada de Grandfanda. Por lo tanto, se consideran aquí primero los supernafines terciarios, siendo éstos los más antiguos de las dos órdenes.
(288.1) 26:3.1 Estos servidores de los Siete Espíritus Rectores son los especialistas angélicos de los varios circuitos de Havona, y su ministerio se extiende tanto a los peregrinos ascendentes del tiempo como a los peregrinos descendentes de la eternidad. En los mil millones de mundos de estudio de la perfecta creación central, vuestros asociados superáficos de todas las órdenes os serán plenamente visibles. Allí todos vosotros seréis, en el sentido más elevado, seres fraternales y comprensivos de contacto y compasión mutua. También reconoceréis plenamente y fraternizaréis exquisitamente con los peregrinos descendentes, los Ciudadanos del Paraíso, quienes atraviesan estos círculos de dentro hacia afuera, entrando a Havona a través del mundo piloto del primer circuito y procediendo hacia afuera hasta el séptimo.
(288.2) 26:3.2 Los peregrinos ascendentes de los siete superuniversos pasan a través de Havona en el sentido opuesto, entrando por vía del mundo piloto del último círculo y procediendo hacia adentro. No hay límite temporal establecido para el progreso de las criaturas ascendentes de mundo en mundo y de circuito en circuito, así como tam-poco existe un período fijo de tiempo asignado arbitrariamente a la residencia en los mundos morontiales. Pero, aunque algunos individuos desarrollados en forma adecuada pueden estar exentos de la estadía en uno o más de los mundos de capacitación del universo local, ningún peregrino podrá evitar pasar a través de los siete circuitos de Havona de espiritualización progresiva.
(288.3) 26:3.3 Ese cuerpo de supernafines terciarios que está asignado principalmente al servicio de los peregrinos del tiempo se clasifica como sigue:
(288.4) 26:3.4 1. Los Supervisores de la Armonía. Es evidente que algún tipo de influencia coordinadora es necesaria, aun en la perfecta Havona, para mantener el sistema y asegurar la armonía en todo el trabajo de preparación de los peregrinos del tiempo para sus subsiguientes logros en el Paraíso. Tal es la misión real de los supervisores de la armonía —mantener todo en progreso y sin obstáculos. Se originan en el primer circuito y sirven en todo Havona, y su presencia en los circuitos significa que nada puede sufrir deslices. Tienen una gran habilidad para coordinar una diversidad de actividades que comprenden personalidades de distintas órdenes —aun de niveles múltiples— permite a estos supernafines asistir donde quiera y cuando quiera se los necesite. Contribuyen enormemente a la comprensión mutua de los peregrinos del tiempo y los peregrinos de la eternidad.
(288.5) 26:3.5 2. Los Registradores Principales. Estos ángeles son creados en el segundo circuito pero operan en todos lados en el universo central. Registran en triplicado, ejecutando expedientes para los archivos literales de Havona, para los archivos espirituales de su orden, y para los registros normales del Paraíso. Además transmiten automáticamente las transacciones de importancia en cuanto al conocimiento verdadero a las bibliotecas vivientes del Paraíso, los custodios del conocimiento de la orden primaria de los supernafines.
(288.6) 26:3.6 3. Los Locutores. Los Hijos del tercer Espíritu de los Circuitos funcionan en toda Havona, aunque su estación oficial está ubicada en el planeta número setenta en el círculo más exterior. Estos técnicos decanos son los receptores y enviadores de transmisiones de la creación central y los directores de los informes espaciales de todos los fenómenos de la Deidad en el Paraíso. Pueden operar todos los circuitos básicos del espacio.
(288.7) 26:3.7 4. Los Mensajeros. Se originan en el circuito número cuatro. Viajan por el sistema entero del Paraíso-Havona como portadores de todo mensaje que requiere transmisión personal. Sirven a sus semejantes, las personalidades celestiales, los peregrinos del Paraíso, y aun a las almas ascendentes del tiempo.
(289.1) 26:3.8 5. Los Coordinadores de la Información. Estos supernafines terciarios, hijos del quinto Espíritu de los Circuitos, son siempre los promotores sabios y compasivos de la asociación fraternal entre los peregrinos ascendentes y los descendentes. Ministran a todos los habitantes de Havona, y especialmente a los ascendentes, manteniéndolos informados sobre los asuntos del universo de los universos. En virtud de los contactos personales con los emisores y los reflectores, estos «periódicos vivientes» de Havona conocen instantáneamente toda información que pasa por los vastos circuitos de noticias del universo central. Obtienen la información mediante el método gráfico de Havona, que les permite asimilar automáticamente, en una hora del tiempo de Urantia, una cantidad de información que requeriría mil años para ser registrada mediante vuestra técnica telegráfica más rápida.
(289.2) 26:3.9 6. Las Personalidades de Transporte. Estos seres, que se originan en el circuito número seis, generalmente operan a partir del planeta número cuarenta en el circuito más exterior. Son quienes llevan a los candidatos desalentados que fracasan transitoriamente en la aventura de la Deidad. Se mantienen prontos para servir a todos los que deben venir e ir en el servicio de Havona, y que no están atravesando el espacio.
(289.3) 26:3.10 7. El Cuerpo de Reserva. Las fluctuaciones en el caudal de trabajo con los seres ascendentes, los peregrinos del Paraíso y otras órdenes de seres residentes en Havona, obligan a mantener estas reservas de supernafines en el mundo piloto del séptimo círculo, en el que se originan. Son creados sin designios especiales y son competentes para hacerse cargo del servicio en las fases menos exigentes de cualquiera de los deberes de los asociados superáficos de la orden terciaria.
(289.4) 26:4.1 Los supernafines secundarios son ministros de los siete circuitos planetarios del universo central. Parte de ellos se dedica al servicio de los peregrinos del tiempo y la mitad de toda la orden es asignada a la capacitación de los peregrinos paradisiacos de la eternidad. Los voluntarios del Cuerpo de los Mortales de la Finalidad también ayudan a estos Ciudadanos del Paraíso en su peregrinaje a través de los circuitos de Havona, un arreglo que se ha mantenido desde que se completó el primer grupo de finalistas.
(289.5) 26:4.2 De acuerdo con sus asignaciones periódicas al ministerio de los peregrinos ascendentes, los supernafines secundarios trabajan en los siguientes siete grupos:
(289.6) 26:4.3 1. Ayudantes de los Peregrinos.
(289.7) 26:4.4 2. Guías de la Supremacía.
(289.8) 26:4.5 3. Guías de la Trinidad.
(289.9) 26:4.6 4. Los que Hallan al Hijo.
(289.10) 26:4.7 5. Guías del Padre.
(289.11) 26:4.8 6. Asesores y Consejeros.
(289.12) 26:4.9 7. Complementos del Reposo.
(289.13) 26:4.10 Cada uno de estos grupos de trabajo contiene ángeles de los siete tipos creados, y un peregrino del espacio siempre recibe la enseñanza de un supernafín secundario de origen en el Espíritu Rector que preside el superuniverso en el que naciera ese peregrino. Cuando vosotros los mortales de Urantia lleguéis a Havona, sin duda alguna seréis piloteados por supernafines cuyas naturalezas creadas —como es vuestra propia naturaleza evolutiva— se derivan del Espíritu Rector de Orvonton. Puesto que vuestros tutores surgen del Espíritu Rector de vuestro propio superuniverso, están particularmente calificados para comprenderos, consolaros y asistiros en todos vuestros esfuerzos por obtener la perfección paradisiaca.
(290.1) 26:4.11 Las personalidades de transporte de la orden primaria de los seconafines que ope-ran desde las sedes centrales de los siete superuniversos transportan a los peregrinos del tiempo más allá de los cuerpos oscuros de gravedad de Havona, al circuito planetario exterior. No todos, pero la mayoría de los serafines de servicio planetario y en los universos locales que han sido acreditados para la ascensión al Paraíso se separará de sus asociados mortales antes del largo viaje a Havona y comenzarán inmediatamente un prolongado período de intensa capacitación para la asignación excelsa, anticipando lograr, como serafines, la perfección de existencia y la supremacía de servicio. Esto lo hacen ellos, esperando volver a reunirse con los peregrinos del tiempo, para contarse entre aquellos que por siempre siguen el curso de dichos mortales que han logrado el Padre Universal y han recibido asignación a un servicio no revelado del Cuerpo de la Finalidad.
(290.2) 26:4.12 El peregrino llega al planeta de recepción de Havona, el mundo piloto del séptimo circuito, con una sola dote de perfección, perfección de propósito. El Padre Universal ha decretado: «Sed perfectos, así como yo soy perfecto». Ésa es la invitación-mandato asombrosa transmitida a los hijos finitos de los mundos del espacio. La promulgación de ese mandato ha estremecido a la creación entera en el esfuerzo cooperativo de los seres celestiales para ayudar a conducir a su satisfacción y realización ese extraordinario mando de la Primera Gran Fuente y Centro.
(290.3) 26:4.13 Cuando, mediante y a través del ministerio de todas las huestes de ayudantes del esquema universal de supervivencia, finalmente sois depositados sobre el mundo de recepción de Havona, llegáis tan sólo con un tipo de perfección: perfección de propósito. Vuestro propósito se ha comprobado plenamente; vuestra fe ha sido probada. Se sabe que estáis a prueba de desilusiones. Ni siquiera el fracaso de percibir al Padre Universal podrá sacudir la fe ni alterar seriamente la confianza de un mortal ascendente que ha pasado a través de la experiencia que todos deben atravesar para lograr las esferas perfectas de Havona. Para cuando alcancéis Havona, vuestra sinceridad se habrá vuelto sublime. La perfección de propósito y la divinidad de deseo, con constancia de fe han asegurado vuestro ingreso en las moradas establecidas de la eternidad; vuestra liberación de las incertidumbres del tiempo es plena y completa; ahora debéis enfrentaros con los problemas de Havona y las inmensidades del Paraíso, para encontraros con aquello para lo cual por tanto tiempo os habéis estado capacitando en las épocas experienciales del tiempo en los mundos escuela del espacio.
(290.4) 26:4.14 La fe ha hecho ganar al peregrino ascendente el propósito de perfección que ad-mite a los hijos del tiempo hasta las compuertas de la eternidad. Ahora los ayudantes de los peregrinos deben comenzar su trabajo para desarrollar esa perfección de comprensión y esa técnica de entendimiento que son tan indispensables para la perfección paradisiaca de la personalidad.
(290.5) 26:4.15 La habilidad para comprender es el pasaporte mortal al Paraíso. El deseo de creer es la llave de Havona. La aceptación de la filiación, la cooperación con el Ajustador residente, es el precio de la supervivencia evolutiva.
(291.1) 26:5.1 El primero de los siete grupos de supernafines secundarios que se encuentra es el de los ayudantes de los peregrinos, esos seres de entendimiento rápido y amplia compasión que le dan la bienvenida a los muy viajados ascendentes del espacio a los mundos estabilizados y la economía estable del universo central. Simultáneamente comienzan estos altos ministros su trabajo para los peregrinos del Paraíso de la eternidad, el primero de los cuales llegó al mundo piloto del circuito interno de Havona coincidencialmente con la llegada de Grandfanda en el mundo piloto del circuito exterior. En aquellos lejanos días los peregrinos del Paraíso y los peregrinos del tiempo se encontraban primero en el mundo de recepción del circuito número cuatro.
(291.2) 26:5.2 Estos ayudantes de peregrinos, que actúan en el séptimo círculo de los mundos de Havona, llevan a cabo su tarea para los mortales ascendentes en tres divisiones principales: primero, la comprensión suprema de la Trinidad del Paraíso; segundo, la comprensión espiritual de la asociación Padre-Hijo; y tercero, el reconocimiento intelectual del Espíritu Infinito. Cada una de estas fases de instrucción se divide en siete ramas de doce divisiones menores de setenta grupos subsidiarios y cada uno de estos setenta grupos subsidiarios de instrucción se presenta en mil clasificaciones. Se proporciona una instrucción más detallada en los círculos subsiguientes, pero los ayudantes de los peregrinos enseñan un bosquejo de cada requisito del Paraíso.
(291.3) 26:5.3 Ése es pues el curso primario o elemental que enfrenta a los peregrinos de fe comprobada y que tanto han viajado en el espacio. Pero mucho antes de llegar a Havona, esos hijos ascendentes del tiempo han aprendido a disfrutar de la incertidumbre, alimentarse de la desilusión, entusiasmarse frente a la derrota aparente, vigorizarse en presencia de dificultades, exhibir valor indomable frente a la inmensidad, y ejercer una fe inconquistable al enfrentarse con los desafíos de lo inexplicable. Por mucho tiempo, el grito de batalla de estos peregrinos ha sido: «Juntamente con Dios, nada —absolutamente nada— es imposible».
(291.4) 26:5.4 Existen requisitos definidos para los peregrinos del tiempo en cada uno de los círculos de Havona; y aunque cada peregrino continúa bajo el tutelaje de los supernafines adaptados, por su naturaleza, a ayudar a ese tipo particular de criatura ascendente, el curso que se debe aprender ha de ser relativamente uniforme para todos los ascendentes que alcanzan el universo central. Este curso de logro es cuantitativo, cualitativo y experiencial —intelectual, espiritual y supremo.
(291.5) 26:5.5 El tiempo tiene poca consecuencia en los círculos de Havona. De una forma limitada, entra en las posibilidades de avance, pero el logro es la prueba final y suprema. El momento mismo en que vuestro asociado superáfico considera que sois competente para pasar hacia adentro al próximo círculo, seréis llevado ante los doce ayudantes del séptimo Espíritu de Circuito. Aquí se os requerirá que paséis las pruebas del círculo, determinadas por el superuniverso de vuestro origen y por el sistema de vuestra natividad. El logro de la divinidad de este círculo tiene lugar en el mundo piloto y consiste en el reconocimiento y realización espiritual del Espíritu Rector del superuniverso correspondiente al peregrino ascendente.
(291.6) 26:5.6 Cuando el trabajo del círculo exterior de Havona se completa y se pasa el curso presentado, los ayudantes de los peregrinos llevan a sus sujetos al mundo piloto del próximo círculo y los entregan a los cuidados de los guías de la supremacía. Los ayudantes de los peregrinos siempre permanecen por una temporada para asegurarse de que la transferencia es tanto agradable como beneficiosa.
(292.1) 26:6.1 Los ascendentes del espacio son designados «graduados espirituales» cuando se los traslada del séptimo al sexto círculo y se los coloca bajo la supervisión inmediata de los guías de la supremacía. Estos guías no deben ser confundidos con los Guías de los Graduados —que pertenecen a las Personalidades más Elevadas del Espíritu Infinito— quienes, con sus asociados servitales, ministran en todos los círculos de Havona tanto para los peregrinos ascendentes como para los descendentes. Los guías de la supremacía funcionan tan sólo en el sexto círculo del universo central.
(292.2) 26:6.2 Es en este círculo que los ascendentes logran una nueva comprensión de la Divinidad Suprema. A lo largo de sus largas carreras en los universos evolucionarios, los peregrinos del tiempo han estado experimentando una conciencia creciente de la realidad de un supercontrol todopoderoso de las creaciones espacio-temporales. Aquí, en este circuito de Havona, se aproximan al encuentro con la fuente en el universo central de la unidad espaciotemporal —a la realidad espiritual de Dios el Supremo.
(292.3) 26:6.3 Estoy un tanto perdido en cuanto a explicar lo que ocurre en este círculo. No existe una presencia personalizada de la Supremacía que sea perceptible para los seres ascendentes. En ciertos aspectos, nuevas relaciones con el Séptimo Espíritu Rector compensan esta falta de contacto con el Ser Supremo. Pero aparte de nuestra incapacidad para entender la técnica, cada criatura ascendente parece sufrir un crecimiento transformador, una nueva integración de conciencia, una nueva espiritualización de propósito, una nueva sensibilización para la divinidad, que casi no se pueden explicar satisfactoriamente sin presuponer la actividad no revelada del Ser Supremo. Para aquellos entre nosotros que han observado estas transacciones misteriosas, parecería que Dios el Supremo estuviese otorgándose afectuosamente a sus hijos experienciales, hasta los límites mismos de la capacidad experiencial de ellos, esos enaltecimientos de la comprensión intelectual, el discernimiento espiritual, y el alcance de la personalidad que tanto necesitarán, en todos sus esfuerzos para penetrar el nivel de divinidad de la Trinidad de la Supremacía, para lograr las Deidades eternas y existenciales del Paraíso.
(292.4) 26:6.4 Cuando los guías de la supremacía consideran que sus discípulos están maduros para el avance, los llevan ante la comisión de setenta, un grupo mezclado que actúan como examinadores en el mundo piloto del circuito número seis. Después de satisfacer a esta comisión en cuanto a su comprensión del Ser Supremo y de la Trinidad de la Supremacía, certifican a los peregrinos para su traslado al quinto circuito.
(292.5) 26:7.1 Los guías de la Trinidad son los ministros incansables del quinto círculo de la capacitación en Havona de los peregrinos en avance del tiempo y del espacio. Los graduados espirituales se designan aquí «candidatos para la aventura de la Deidad» puesto que es en este círculo, bajo la dirección de los guías de la Trinidad, donde los peregrinos reciben instrucción avanzada sobre la Trinidad divina, en preparación para el intento de lograr el reconocimiento de la personalidad del Espíritu Infinito. Aquí los peregrinos ascendentes descubren lo que significa el verdadero estudio y el real esfuerzo mental al comenzar a discernir la naturaleza del esfuerzo espiritual más oneroso y aún más arduo que se requerirá para satisfacer las demandas del elevado objetivo establecido para su logro en los mundos de este circuito.
(292.6) 26:7.2 Altamente fieles y eficientes son los guías de la Trinidad; y cada peregrino recibe la atención total, y disfruta de todo el afecto, de un supernafín secundario perteneciente a esta orden. Un peregrino del tiempo no encontraría jamás a la primera persona alcanzable de la Trinidad del Paraíso si no fuese por la ayuda y asistencia de estos guías y de las huestes de otros seres espirituales que se ocupan de instruir a los seres ascendentes respecto de la naturaleza y técnica de la aventura venidera de la Deidad.
(293.1) 26:7.3 Después de completar el curso de capacitación en este circuito, los guías de la Trinidad llevan a sus discípulos a su mundo piloto y los presentan ante una de las muchas comisiones triunas que funcionan como examinadores y certificadores de los candidatos para la aventura de la Deidad. Estas comisiones consisten en un semejante de los finalistas, uno de los directores de conducta de la orden de los supernafines primarios, y un Mensajero Solitario del espacio o un Hijo Trinidizado del Paraíso.
(293.2) 26:7.4 Cuando el alma ascendente en realidad sale hacia el Paraíso, va acompañada tan sólo por un trío de tránsito: el asociado superáfico del círculo, el Guía de los Graduados y el asociado servital de este último, siempre presente. Estas excursiones de los círculos de Havona al Paraíso son viajes de prueba; los ascendentes todavía no son de estado paradisiaco. No logran estado de residente en el Paraíso hasta no haber pasado a través del reposo final del tiempo, posteriormente al logro del Padre Universal y el salvoconducto final por los circuitos de Havona. No es sino hasta después del reposo divino cuando participan de la «esencia de la divinidad» y del «espíritu de la supremacía» comenzando así realmente a funcionar en el círculo de la eternidad y en la presencia de la Trinidad.
(293.3) 26:7.5 Los compañeros del ascendente en el trío de tránsito no están obligados a capacitarlo para que ubique la presencia geográfica de la luminosidad espiritual de la Trinidad, sino más bien a ofrecer toda asistencia a un peregrino en su difícil tarea de reconocer, discernir y comprender el Espíritu Infinito suficientemente como para que esta comprensión confirme un reconocimiento de su personalidad. Todo peregrino ascendente en el Paraíso puede discernir la presencia geográfica o la ubicación de la Trinidad, la gran mayoría puede ponerse en contacto con la realidad intelectual de las Deidades, especialmente la Tercera Persona, pero no todos pueden reconocer o siquiera parcialmente comprender la realidad de la presencia espiritual del Padre y del Hijo. Aún más difícil es la comprensión espiritual aun mínima del Padre Universal.
(293.4) 26:7.6 Pocas veces deja de consumarse la búsqueda del Espíritu Infinito, y cuando sus sujetos han triunfado en esta fase de la aventura de la Deidad, los guías de la Trinidad se preparan para transferirlos al ministerio de los que hallan al Hijo, en el cuarto círculo de Havona.
(293.5) 26:8.1 El cuarto circuito de Havona se denomina a veces el «circuito de los Hijos». Desde los mundos de este circuito, los peregrinos ascendentes van al Paraíso para alcanzar un contacto comprensivo con el Hijo Eterno, mientras que en los mundos de este circuito los peregrinos descendentes logran una nueva comprensión de la naturaleza y misión de los Hijos Creadores del tiempo y del espacio. Existen siete mundos en este circuito, en los cuales los cuerpos de reserva de los Micaeles del Paraíso mantienen escuelas especiales de ministerio mutuo tanto para los peregrinos ascendentes como para los descendentes; y es en estos mundos de los Hijos Micael donde los peregrinos del tiempo y los peregrinos de la eternidad llegan a su primera comprensión verdaderamente mutua unos de los otros. En muchos aspectos, las experiencias de este circuito son las más fascinantes de la entera estadía en Havona.
(294.1) 26:8.2 Los que hallan al Hijo son los ministros superáficos de los mortales ascendentes del cuarto circuito. Además de la tarea general de preparar a sus candidatos para la comprensión de las relaciones del Hijo Eterno con la Trinidad, estos halladores del Hijo deben instruir a sus sujetos tan plenamente como para asegurar que estos triunfen: primero, en la comprensión espiritual adecuada del Hijo; segundo, en el reconocimiento satisfactorio de la personalidad del Hijo; y tercero, en la diferenciación apropiada del Hijo respecto de la personalidad del Espíritu Infinito.
(294.2) 26:8.3 Después de lograr el Espíritu Infinito, no se llevan a cabo más exámenes. Las pruebas de los círculos interiores son las actuaciones de los candidatos peregrinos cuando se encuentran en el abrazo del manto de las Deidades. El avance está determinado puramente por la espiritualidad del individuo, y nadie sino los dioses presumen juzgar esta posesión. En caso de fracaso, no se dan nunca razones, ni tampoco se critica ni se regaña a los candidatos mismos ni a sus varios tutores y guías. En el Paraíso, la desilusión no se considera nunca una derrota; el postergamiento nunca se mira como una desgracia; los fracasos aparentes del tiempo no se confunden jamás con los atrasos significativos de la eternidad.
(294.3) 26:8.4 No muchos peregrinos experimentan el atraso del fracaso aparente en la aventura de la Deidad. Casi todos alcanzan al Espíritu Infinito, aunque ocasionalmente un peregrino del superuniverso número uno no consigue triunfar la primera vez. Los peregrinos que alcanzan al espíritu raramente fracasan en hallar al Hijo; de los que fracasan en la primera aventura, casi todos provienen de los superuniversos tres y cinco. La gran mayoría de aquellos que fracasan en la primera aventura para obtener al Padre, después de hallar tanto al Espíritu como al Hijo, provienen del superuniverso número seis, aunque algunos de los números dos y tres pasan por la misma experiencia de fracaso. Todo esto parece indicar claramente que hay razón buena y suficiente para estos fracasos aparentes; en realidad, sencillamente son éstos atrasos ineludibles.
(294.4) 26:8.5 Los candidatos derrotados de la aventura de la Deidad se confían en la jurisdicción de los jefes de asignación, un grupo de supernafines primarios, y se los envía de vuelta al trabajo de los reinos del espacio por un período de no menos de un milenio. Nunca regresan al superuniverso de su natalidad, siempre a esa supercreación más propicia para su nueva capacitación en preparación para la segunda aventura de la Deidad. Después de este servicio, por su propia voluntad, regresan al círculo exterior de Havona, inmediatamente se los acompaña al círculo de su carrera interrumpida y vuelven inmediatamente a reanudar sus preparaciones para la aventura de la Deidad. Los supernafines secundarios siempre pilotean triunfalmente a sus sujetos en el segundo intento y los mismos ministros superáficos y otros guías siempre asisten a estos candidatos durante esta segunda aventura.
(294.5) 26:9.1 Cuando el alma peregrinante alcanza el tercer círculo de Havona, ingresa a la protección de los guías del Padre, o sea, los ministros superáficos más antiguos, más altamente peritos, y más expertos. En los mundos de este circuito, los Guías del Padre mantienen escuelas de sabiduría y facultades de técnica en las que todos los seres que habitan el universo central sirven como maestros. No se deja de lado nada de lo que pueda servir a la criatura del tiempo en esta aventura trascendental de logro de la eternidad.
(294.6) 26:9.2 El logro del Padre Universal es el pasaporte para la eternidad, a pesar de los circuitos que aún quedan por atravesar. Es por lo tanto una ocasión pletórica, en el mundo piloto del círculo número tres, cuando el trío de tránsito anuncia que la última aventura del tiempo está por comenzar; que otra criatura del espacio intenta ingresar al Paraíso a través de las compuertas de la eternidad.
(295.1) 26:9.3 La prueba del tiempo está casi concluida; la carrera de la eternidad se ha corrido casi por entero. Los días de incertidumbre están terminando; la tentación de la duda se desvanece; el mandato de ser perfecto ha sido obedecido. Desde el fondo mismo de la existencia inteligente, la criatura del tiempo y personalidad material ha ascendido las esferas evolucionarias del espacio, probando así la posibilidad del plan de ascensión, mientras demuestra por siempre la justicia y rectitud del mandato del Padre Universal a sus criaturas humildes de los mundos: «Sed perfectos, así como yo soy perfecto».
(295.2) 26:9.4 Paso a paso, vida a vida, mundo a mundo, la carrera ascendente ha sido conquistada, la meta de la Deidad se ha logrado. La supervivencia es completa en perfección, y la perfección es pletórica en la supremacía de la divinidad. El tiempo se pierde en la eternidad; el espacio se hunde en la identidad y armonía adoradora con el Padre Universal. Las transmisiones de Havona envían al espacio informes de gloria, la buena nueva de que en verdad las criaturas conscientes de naturaleza animal y origen material se han tornado, a través de la ascensión evolucionaria, en realidad y eternamente en los hijos perfeccionados de Dios.
(295.3) 26:10.1 Los asesores y consejeros superáficos del segundo círculo son instructores de los hijos del tiempo sobre la carrera de la eternidad. El logro del Paraíso comprende responsabilidades de un orden nuevo y más elevado, y la estadía en el segundo círculo proporciona amplia oportunidad para recibir el consejo útil de estos supernafines dedicados.
(295.4) 26:10.2 Aquellos que no triunfan en el primer esfuerzo del logro de la Deidad, avanzan del círculo que presenciara su fracaso directamente al segundo círculo antes de ser enviados nuevamente al servicio del superuniverso. De este modo, los asesores y consejeros también sirven como consejeros y consoladores de estos peregrinos desalentados. Acaban ellos de enfrentarse con su desilusión más grande, que no difiere de manera alguna de la larga lista de tales experiencias por las que han trepado, como en una escala, del caos a la gloria: excepto en su magnitud. Estos seres son aquellos que han bebido de la copa experiencial hasta el fondo; y yo he observado que ellos retornan transitoriamente a los servicios de los superuniversos como el tipo más elevado de ministradores amantes para los hijos del tiempo y las desilusiones temporales.
(295.5) 26:10.3 Después de una larga estadía en el circuito número dos, los sujetos de la desilusión son examinados por un concilio de perfección en el mundo piloto de este círculo y se les certifica como habiendo pasado la prueba de Havona; y esto, en cuanto a lo que respecta al estado no espiritual, les otorga la misma posición en los universos del tiempo que tendrían si hubiesen tenido éxito en la aventura de la Deidad. El espíritu de estos candidatos era totalmente aceptable; su fracaso era inherente a alguna fase de la técnica de acercamiento o alguna porción de sus antecedentes experienciales.
(295.6) 26:10.4 Luego, los asesores del círculo los llevan ante los jefes de asignación en el Paraíso y son enviados de vuelta al servicio del tiempo en los mundos del espacio; y salen con regocijo y alegría a las tareas de días y edades anteriores. En otro momento volverán al círculo de su mayor desilusión e intentarán nuevamente la aventura de la Deidad.
(296.1) 26:10.5 Para los peregrinos triunfantes, se ha acabado en el segundo circuito el estímulo de la incertidumbre evolucionaria, pero la aventura de la asignación eterna aún no ha comenzado; y aunque la estadía en este círculo sea totalmente placentera y altamente beneficiosa, carece de algo del entusiasmo motivado por la anticipación de los círculos anteriores. Muchos son los peregrinos que, en estos momentos, echan una mirada hacia atrás, hacia la larga, muy larga lucha pasada, con envidia regocijada, deseando realmente poder de alguna manera regresar a los mundos del tiempo y comenzar el viaje otra vez, así como vosotros los mortales, al acercaros a la edad avanzada, a veces echáis una mirada hacia atrás, hacia las luchas de la juventud y de los primeros años de la vida y verdaderamente deseáis vivir otra vez vuestra vida.
(296.2) 26:10.6 Pero la travesía del círculo más interior está frente a ellos, y poco más adelante terminará el último reposo de tránsito, y comenzará la nueva aventura de la carrera eterna. Los asesores y consejeros del segundo círculo comienzan la preparación de sus sujetos para este reposo grande y final, el sueño inevitable que siempre sobreviene entre las etapas de época de la carrera ascendente.
(296.3) 26:10.7 Cuando los peregrinos ascendentes que han logrado al Padre Universal completan la experiencia del segundo círculo, sus Guías de los Graduados siempre a su lado promulgan la orden que los admite al círculo final. Estos guías conducen personalmente a sus sujetos hasta el círculo interior y los confían allí a la custodia de los complementos del reposo, la última de aquellas órdenes de supernafines secundarios asignada al ministerio de los peregrinos del tiempo en los circuitos de los mundos de Havona.
(296.4) 26:11.1 Buena parte del tiempo de los seres ascendentes en el último circuito se dedica a la continuación del estudio de los problemas inminentes en la residencia en el Paraíso. Una vasta y diversa hueste de seres, cuya mayoría no son revelados, son residentes permanentes y transitorios en este anillo interior de los mundos de Havona. La interrelación de estos múltiples tipos provee a los complementos superáficos del reposo con un medio ambiente rico en situaciones que utilizan eficazmente para avanzar la instrucción de los peregrinos ascendentes, especialmente en cuanto se refiere a los problemas de ajuste de los muchos grupos de seres que pronto serán encontrados en el Paraíso.
(296.5) 26:11.2 Entre aquellos que moran en este círculo interior están los hijos trinidizados por las criaturas. Los supernafines primarios y secundarios son los custodios generales de los cuerpos conjuntos de estos hijos, incluyendo a los vástagos trinidizados por los finalistas mortales y a progenies similares de los Ciudadanos del Paraíso. Algunos de estos hijos son abrazados por la Trinidad y comisionados en los supergobiernos, otros tienen asignaciones varias, pero la gran mayoría están siendo reunidos en el cuerpo conjunto en los mundos de la perfección en el círculo interior de Havona. Aquí se les prepara para una tarea futura, bajo la supervisión de los supernafines, por un cuerpo especial e innominado de elevados Ciudadanos del Paraíso que fueron, antes de los tiempos de Grandfanda, los primeros asistentes ejecutivos de los Eternos de los Días. Existen muchas razones para conjeturar que estos dos grupos singulares de seres trinidizados trabajarán juntos en un futuro remoto; y una de estas razones es su destino común en las reservas del Cuerpo Paradisiaco de los Finalistas Trinidizados.
(296.6) 26:11.3 En este circuito interior, los peregrinos ascendentes y descendentes fraternizan entre sí y con los hijos trinidizados por las criaturas. Como sus padres, estos hijos derivan grandes beneficios de la interasociación, y es la misión especial de los supernafines facilitar y asegurar la cofraternidad de los hijos trinidizados de los fina listas mortales y de los hijos trinidizados de los Ciudadanos del Paraíso. Los complementos del reposo superáficos no se ocupan tanto de la capacitación sino de la promoción de una asociación comprensiva entre los diversos grupos.
(297.1) 26:11.4 Los mortales recibieron el mando paradisiaco: «Sed perfectos, así como vuestro Padre en el Paraíso es perfecto». A estos hijos trinidizados del cuerpo conjunto los supernafines supervisores no cesan de proclamar: «Sed comprensivos de vuestros hermanos ascendentes, así como los Hijos Creadores Paradisiacos los conocen y los aman».
(297.2) 26:11.5 La criatura mortal debe encontrar a Dios. El Hijo Creador no se detiene hasta hallar al hombre —la criatura volitiva más baja. Sin duda, los Hijos Creadores y sus hijos mortales se están preparando para un servicio futuro desconocido en el universo. Ambos atraviesan la gama del universo experiencial y de este modo son instruidos y capacitados para su misión eterna. A lo largo de los universos ocurre esta combinación singular de lo humano y lo divino, la interrelación de criatura y Creador. Los mortales irreflexivos se han referido a la manifestación de la misericordia y ternura divinas, especialmente hacia los débiles y en nombre de los necesitados, como indicación de un Dios antropomorfo. ¡Qué error! Más bien, deben tomar tales manifestaciones de misericordia y paciencia hacia los seres humanos como prueba de que reside en el hombre mortal el espíritu del Dios viviente; que la criatura está, después de todo, motivada por la divinidad.
(297.3) 26:11.6 Hacia el fin de la estadía en el primer círculo, los peregrinos ascendentes se encuentran primero con los instigadores del reposo de la orden primaria de los supernafines. Éstos son los ángeles del Paraíso que salen para recibir a aquellos que están en el umbral de la eternidad y completar su preparación para el sueño de transición de la última resurrección. No eres realmente un hijo del Paraíso hasta que no hayas atravesado el círculo interior y hayas experimentado la resurrección de la eternidad del sueño terminal del tiempo. Los peregrinos perfeccionados comienzan su reposo, se duermen, en el primer círculo de Havona, pero despiertan en las orillas del Paraíso. De todos aquellos que ascienden a la Isla eterna, sólo los que llegan de este modo son hijos de la eternidad; los demás van como visitantes, como huéspedes sin estado de residentes.
(297.4) 26:11.7 Ahora, pues, en la culminación de la carrera de Havona, al dormiros vosotros los mortales en el mundo piloto del círculo interior, no estáis solos en vuestro reposo como lo estuvisteis en los mundos de vuestro origen cuando cerrabais los ojos en el sueño natural del fallecimiento mortal, ni como lo hicisteis cuando ingresasteis en el largo trance de tránsito preparatorio para el viaje a Havona. Ahora, al prepararte para el reposo de logro, se pone a tu lado tu asociado de mucho tiempo del primer círculo, el majestuoso complemento de reposo, quien se prepara para ingresar en el reposo como uno solo contigo, como la promesa de Havona de que tu transición será completa y de que tú aguardas tan sólo los toques finales de la perfección.
(297.5) 26:11.8 Tu primera transición fue, efectivamente, muerte; la segunda, un sueño ideal, y ahora la tercera metamorfosis es verdadero reposo, el descanso de las edades.
(297.6) 26:11.9 [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría de Uversa.]